Lo nunca visto: una categoría de alimentos tachada ignominiosamente en un supermercado de postín.
En 1999, la Comisión Europea decidió establecer nuevas normas para la cría de animales. En concreto, las gallinas ponedoras debían tener el espacio suficiente para “anidar, escarbar y aselar”.
Aselar: dicho de las gallinas o de otros animales: acomodarse para dormir, normalmente en un lugar alto.
Las nuevas normas debían entrar en vigor el 1 de enero de 2012. Hasta entonces, era legal que las gallinas fueran criadas hacinadas en jaulas. Dos o tres gallinas en cada jaula de tres palmos de ancho por dos de fondo, que no les permitía moverse más que para subir y bajar la cabeza del comedero. De aselar ni hablamos. Una visita a una granja de este tipo resultaba inolvidable. Los animales, decenas de miles de ellos, vivían en largos corredores de jaulas de varios pisos de altura, con el espacio imprescindible para hacer circular el alimento, los desechos y el producto de la instalación, los huevos. Muchas gallinas tenían heridas y desolladuras por el picoteo de sus compañeras de jaula, de las cuales no podían alejarse ni un centímetro.
Este procedimiento brutal de cría de gallinas ya es ilegal. El documento “Guía de buenas prácticas de manejo y bienestar animal en granjas avícolas de puesta”, que se puede descargar en la web de la Asociación Española de Productores de Huevos (ASEPRHU), describe con detalle las “jaulas acondicionadas” que exige la ley europea, en lo que se llama el Modelo Europeo de Producción. Estas jaulas son más grandes, con más espacio por animal y una barra donde pueden aselar. El sector se queja, no obstante, de que el nuevo modelo aumenta los costes un 30% sobre el anterior. El bienestar animal cuesta dinero, que habría que trasladar a los consumidores subiendo el precio de los huevos. Un verdadero anatema para la gran distribución.
La tecnología avícola es una rama de la tecnología industrial, y ha conseguido logros impresionantes, como triplicar la producción de huevos por gallina en 50 años. Otras técnicas muy sofisticadas mejoran la asimilación de fósforo por el animal, reduciendo así el gasto en comida para los animales. También se está trabajando mucho en la reducción del impacto ambiental industrial, especialmente en materia de residuos, de las grandes instalaciones de cría de gallinas. Los avicultores industriales critican que la palabra “sostenibilidad”, se aplique a las pequeñas granjas ecológicas y no a las grandes instalaciones. Insisten en que ellos proporcionan alimentos seguros a un precio bajo, accesible para todo el mundo.
Los huevos se producen ahora mismo, y se venden, en cuatro categorías bien diferenciadas. Los de clase 0 proceden de gallinas criadas en semilibertad, con acceso al exterior del gallinero y alimentadas con pienso ecológico. Los de clase 1, de gallinas criadas de la misma forma, pero con pienso indiferenciado (“camperas”). Los de clase 2, de gallinas criadas en suelo, sin acceso al exterior, y los de clase 3 de animales encerrados en jaulas.
Los huevos ecológicos, los clase 0, llegan a costar cuatro veces más que los de clase 3 (criados en jaulas). Desde el punto de vista de la ciencia de la nutrición actual, son casi indistinguibles. ¿Quién pagaría mucho más por unos huevos ecológicos entonces? Puede que el nicho de los huevos ecológicos sea minoritario, pero lo interesante es que el mercado de los huevos de clase 3 se está reduciendo, y parece que con rapidez.
Comenzó la cadena alemana Lidl a comienzos de 2018, seguida por Carrefour. Se da por sentado que en poco tiempo “los huevos clase 3 desaparecerán de los lineales”. El sector productor de huevos se resiste a este cambio, llegando a hacer declaraciones en los medios en los que niega “un sistema mejor o peor que otro en cuanto a bienestar de las aves” ya que argumentan que “todos tienen ventajas e inconvenientes”. Que se lo pregunten a las gallinas. Al final se está imponiendo la idea de que los huevos de clase 2 son la mejor opción calidad/precio, dentro de algunos años la clase 3 se habrá extinguido, y las clases 0 y 1 seguirán para un público minoritario, pero que crece sostenidamente. Es una buena noticia en el asendereado panorama de nuestra alimentación.
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